NADA MÁS SUAVE SE CANTA, NADA MÁS GRATO SE OYE,
NADA MÁS DULCE SE PIENSA
FIESTA DEL SANTÍSIMO NOMBRE DE JESÚS
No
es que creamos que existe un poder intrínseco escondido en las letras que
componen el Nombre de Jesús y por eso lo honramos, sino porque el nombre de
Jesús nos recuerda todas las bendiciones que recibimos del Redentor. Para
agradecer su amor y todas las bendiciones reverenciamos el Santo Nombre, como
honramos la Pasión de Cristo honrando Su Cruz, como asegura Colvenerius,
"De festo SS. Nominis", IX. Por eso descubrimos nuestras cabezas y
doblamos nuestras rodillas y nuestros corazones ante el Santísimo Nombre de
Jesús; él da sentido a todos nuestros afanes, como indicaba el emperador
Justiniano en su libro de leyes: "En el Nombre de Nuestro Señor Jesús
empezamos todas nuestras deliberaciones".
EL NOMBRE DE JESÚS, INVOCADO
CON CONFIANZA
El
nombre de Jesús brinda ayuda a necesidades corporales, según la promesa de
Cristo: "En mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas,
agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño;
impondrán las manos sobre los enfermos y se curarán" (Mc 16, 17). En el
Nombre de Jesús los Apóstoles dieron fuerza a los cojos (He 3, 6; 9, 34) y vida
a los muertos (He 9, 40). Da consuelo en las aflicciones espirituales. El
Nombre de Jesús le recuerda al pecador la misericordia del padre del Hijo
Pródigo y el del Buen Samaritano; le recuerda al justo el sufrimiento y la
muerte del inocente Cordero de Dios. Nos protege de Satanás y sus engaños, por
eso el Demonio teme el Nombre de Jesús, Quien lo ha vencido en la Cruz. En el
nombre de Jesús obtenemos toda bendición y gracia en el tiempo y en la
eternidad, pues Cristo ha dicho: "lo que pidáis al Padre en mi nombre os
lo concederá." (Jn 16, 23). Por eso la Iglesia concluye todas sus
plegarias litúrgicas: "Por Jesucristo Nuestro Señor". Así se cumple
la palabra de San Pablo: "Para que al nombre de Jesús toda rodilla se
doble en los cielos, en la tierra y en los infiernos." (Fil 2, 10).
EL MONOGRAMA
El
monograma que representa el Santísimo Nombre de Jesús consiste en las tres
letras: IHS. En la Edad Media el Nombre de Jesús se escribía: IHESUS; el
monograma contiene la primera y la última letra del Santísimo Nombre de Jesús.
Se encuentra por primera vez en una moneda de oro del siglo VIII: DN IHS CHS
REX REGNANTIUM (El Señor Jesucristo, Rey de Reyes). Algunos equivocadamente
creen que las tres letras son las iniciales de "Jesús Hominum
Salvator", Jesús Salvador de los Hombres. San Ignacio adoptó este
monograma para la Compañía de Jesús, añadiéndole una cruz sobre la H y tres
clavos bajo ella. Y se inventó una nueva explicación del emblema, considerando
que los clavos eran originalmente una "V", y que el monograma
significaba "In Hoc Signo Vinces", “En Esta Señal conquistaréis”,
palabras que vio Constantino en los cielos bajo el signo de la Cruz antes de la
batalla en el puente Milvio en 312, que decidió su conversión al cristianismo.
LE PONDRAS POR NOMBRE JESÚS
José ejerció el derecho de padre
cumpliendo las palabras de Gabriel: "Le pondrás el nombre de Jesús, porque
Él va a salvar a su pueblo de sus pecados" (Mt 1, 21). Así como en el
crucifijo honramos toda la Pasión de Cristo resumida en el símbolo de la cruz,
de igual manera el nombre de Jesús nos recuerda todo lo el amor simbolizado en
él (Filip. II, 9,10). "Hablando de él, nos sentimos iluminados; pensando
en él, recibimos el alimento de nuestras almas; invocándole, encontramos la
paz, como dice San Bernardo de Claraval.
LOS
DOMINICOS: APOSTOLES DEL NOMBRE DE JESÚS
La devoción al
nombre de Jesús es una preciosa herencia que recibimos de nuestro Padre Santo
Domingo de Guzmán. El beato Jordán de Sajonia, O. P. el beato Enrique Susón, O.
P. Santa Catalina de Siena, O. P. y el beato Juan de Vicenza, O. P. fueron
apasionados devotos de este santo nombre. Gregorio X, durante el Concilio de
Lyon en 1274, confió a la Orden de Predicadores, en la
persona del Maestro General, Beato Juan de Vercelli, la predicación de la
devoción que derrama dulzura sobre los corazones.
Se erigieron
Cofradías en todas las iglesias de la Orden, y tan florecientes, que alguna de
las actuales, como en los EE. UU. pasan de tres millones y medio el numero de
hombres asociados. El fin de la Cofradía es propagar la devoción y culto del
Nombre de Jesús contra la blasfemia y profanación de los días festivos.
Orémus. _ Deus,
qui unigénitum fílium tuum constituísti humáni géneris Salvatórem, et Jesum
vocári jussíti: concéde propítius; ut, cujus sanctum nomen venerámur in terris,
ejus quoque aspéctu perfruámur in caelis: Per eúmdem C. D. N.
EL HIMNO JESU DULCIS MEMORIA.
Es dulce el recuerdo de Jesús,
que da verdaderos gozos al
corazón
pero cuya presencia es dulce
sobre la miel y todas las
cosas.
Nada se canta más suave,
nada se oye más alegre,
nada se piensa más dulce
que Jesús el Hijo de
Dios.
¡Oh Jesús!, esperanza para los
penitentes,
qué bueno con quienes te
buscan,
pero ¿qué con quienes te
encuentran?
¡Oh Jesús!, dulzura de los
corazones,
fuente viva, luz de las mentes
que excede todo gozo
y todo deseo.
Ni la lengua es capaz de decir
ni la letra de expresar.
Sólo el experto puede creer
lo que es amar a Jesús.
¡Oh Jesús! rey admirable
y noble triunfador,
dulzura infefable
todo deseable.
Permanece con nosotros, Señor,
ilumínanos con la luz,
expulsa la tiniebla de la
mente
llena el mundo de
dulzura.
Cuando visitas nuestro corazón
entonces luce para él la
verdad,
la vanidad del mundo se
desprecia
y dentro se enardece la
Caridad.
Conoced todos a Jesús,
invocad su amor,
buscad ardientemente a Jesús,
inflamaos buscándole.
¡Oh Jesús! flor de la Madre
Virgen,
amor de nuestra dulzura
a ti la alabanza, honor de
majestad divina,
Reino de la felicidad.
¡Oh Jesús! suma benevolencia,
asombrosa alegría del corazón
al expresar tu bondad
me urge la Caridad.
Ya veo lo que busqué,
tengo lo que deseé
en el amor de Jesús
desfallezco
y en el corazón todo me
abraso.
¡Oh Jesús, dulcísimo para mí!,
esperanza del alma que suspira
te buscan las piadosas
lágrimas
y el clamor de la mente
íntima.
Sé nuestro gozo, Jesús,
que eres el futuro premio:
sea nuestra en ti la gloria
por todos los siglos
siempre. Amén.