Dulce Nombre de Jesús, 3 de Enero



NADA MÁS SUAVE SE CANTA, NADA MÁS GRATO SE OYE, 
NADA MÁS DULCE SE PIENSA

FIESTA DEL SANTÍSIMO NOMBRE DE JESÚS



No es que creamos que existe un poder intrínseco escondido en las letras que componen el Nombre de Jesús y por eso lo honramos, sino porque el nombre de Jesús nos recuerda todas las bendiciones que recibimos del Redentor. Para agradecer su amor y todas las bendiciones reverenciamos el Santo Nombre, como honramos la Pasión de Cristo honrando Su Cruz, como asegura Colvenerius, "De festo SS. Nominis", IX. Por eso descubrimos nuestras cabezas y doblamos nuestras rodillas y nuestros corazones ante el Santísimo Nombre de Jesús; él da sentido a todos nuestros afanes, como indicaba el emperador Justiniano en su libro de leyes: "En el Nombre de Nuestro Señor Jesús empezamos todas nuestras deliberaciones".
EL NOMBRE DE JESÚS, INVOCADO CON CONFIANZA
El nombre de Jesús brinda ayuda a necesidades corporales, según la promesa de Cristo: "En mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se curarán" (Mc 16, 17). En el Nombre de Jesús los Apóstoles dieron fuerza a los cojos (He 3, 6; 9, 34) y vida a los muertos (He 9, 40). Da consuelo en las aflicciones espirituales. El Nombre de Jesús le recuerda al pecador la misericordia del padre del Hijo Pródigo y el del Buen Samaritano; le recuerda al justo el sufrimiento y la muerte del inocente Cordero de Dios. Nos protege de Satanás y sus engaños, por eso el Demonio teme el Nombre de Jesús, Quien lo ha vencido en la Cruz. En el nombre de Jesús obtenemos toda bendición y gracia en el tiempo y en la eternidad, pues Cristo ha dicho: "lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo concederá." (Jn 16, 23). Por eso la Iglesia concluye todas sus plegarias litúrgicas: "Por Jesucristo Nuestro Señor". Así se cumple la palabra de San Pablo: "Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los infiernos." (Fil 2, 10).
EL MONOGRAMA
El monograma que representa el Santísimo Nombre de Jesús consiste en las tres letras: IHS. En la Edad Media el Nombre de Jesús se escribía: IHESUS; el monograma contiene la primera y la última letra del Santísimo Nombre de Jesús. Se encuentra por primera vez en una moneda de oro del siglo VIII: DN IHS CHS REX REGNANTIUM (El Señor Jesucristo, Rey de Reyes). Algunos equivocadamente creen que las tres letras son las iniciales de "Jesús Hominum Salvator", Jesús Salvador de los Hombres. San Ignacio adoptó este monograma para la Compañía de Jesús, añadiéndole una cruz sobre la H y tres clavos bajo ella. Y se inventó una nueva explicación del emblema, considerando que los clavos eran originalmente una "V", y que el monograma significaba "In Hoc Signo Vinces", “En Esta Señal conquistaréis”, palabras que vio Constantino en los cielos bajo el signo de la Cruz antes de la batalla en el puente Milvio en 312, que decidió su conversión al cristianismo.
LE PONDRAS POR NOMBRE JESÚS
José ejerció el derecho de padre cumpliendo las palabras de Gabriel: "Le pondrás el nombre de Jesús, porque Él va a salvar a su pueblo de sus pecados" (Mt 1, 21). Así como en el crucifijo honramos toda la Pasión de Cristo resumida en el símbolo de la cruz, de igual manera el nombre de Jesús nos recuerda todo lo el amor simbolizado en él (Filip. II, 9,10). "Hablando de él, nos sentimos iluminados; pensando en él, recibimos el alimento de nuestras almas; invocándole, encontramos la paz, como dice San Bernardo de Claraval.

LOS DOMINICOS: APOSTOLES DEL NOMBRE DE JESÚS
La devoción al nombre de Jesús es una preciosa herencia que recibimos de nuestro Padre Santo Domingo de Guzmán. El beato Jordán de Sajonia, O. P. el beato Enrique Susón, O. P. Santa Catalina de Siena, O. P. y el beato Juan de Vicenza, O. P. fueron apasionados devotos de este santo nombre. Gregorio X, durante el Concilio de Lyon en 1274, confió a la Orden de Predicadores, en la persona del Maestro General, Beato Juan de Vercelli, la predicación de la devoción que derrama dulzura sobre los corazones.
Se erigieron Cofradías en todas las iglesias de la Orden, y tan florecientes, que alguna de las actuales, como en los EE. UU. pasan de tres millones y medio el numero de hombres asociados. El fin de la Cofradía es propagar la devoción y culto del Nombre de Jesús contra la blasfemia y profanación de los días festivos.
Orémus. _ Deus, qui unigénitum fílium tuum constituísti humáni géneris Salvatórem, et Jesum vocári jussíti: concéde propítius; ut, cujus sanctum nomen venerámur in terris, ejus quoque aspéctu perfruámur in caelis: Per eúmdem C. D. N.


EL HIMNO JESU DULCIS MEMORIA.

Es dulce el recuerdo de Jesús,
que da verdaderos gozos al corazón
pero cuya presencia es dulce
sobre la miel y todas las cosas.

Nada se canta más suave,
nada se oye más alegre,
nada se piensa más dulce
que Jesús el Hijo de Dios.

¡Oh Jesús!, esperanza para los penitentes,
qué piadoso eres con quienes piden,
qué bueno con quienes te buscan,
pero ¿qué con quienes te encuentran?

¡Oh Jesús!, dulzura de los corazones,
fuente viva, luz de las mentes
que excede todo gozo
y todo deseo.

Ni la lengua es capaz de decir
ni la letra de expresar.
Sólo el experto puede creer
lo que es amar a  Jesús.

¡Oh Jesús! rey admirable
y noble triunfador,
dulzura infefable
todo deseable.

Permanece con nosotros, Señor,
ilumínanos con la luz,
expulsa la tiniebla de la mente
llena el mundo de dulzura.

Cuando visitas nuestro corazón
entonces luce para él la verdad,
la vanidad del mundo se desprecia
y dentro se enardece la Caridad.

Conoced todos a Jesús,
invocad su amor,
buscad ardientemente a Jesús,
inflamaos buscándole.

¡Oh Jesús! flor de la Madre Virgen,
amor de nuestra dulzura
a ti la alabanza, honor de majestad divina,
Reino de la felicidad.

¡Oh Jesús! suma benevolencia,
asombrosa alegría del corazón
al expresar tu bondad
me urge la Caridad.

Ya veo lo que busqué,
tengo lo que deseé
en el amor de Jesús desfallezco
y en el corazón todo me abraso.

¡Oh Jesús, dulcísimo para mí!,
esperanza del alma que suspira
te buscan las piadosas lágrimas
y el clamor de la mente íntima.

Sé nuestro gozo, Jesús,
que eres el futuro premio:
sea nuestra en ti la gloria
por todos los siglos siempre. Amén.