Sábado Santo - Liturgia Vigilia Pascual


Una vez que se pone el sol el sábado santo, comienza el gran dia de la resurrección del Señor. Toda la celebración de la Vigilia pascual se realiza durante la noche, de tal manera que no se vaya a comenzar antes de iniciarse la noche, o se termine la aurora del Domingo. La Misa, aunque se celebre antes de la media noche, es la Misa Pascual del Domingo de Resurrección. Los que participan en esta misa, pueden volver a comulgar en la segunda Misa de Pascua.

Por eso la celebración es el sábado por la noche, es una Vigilia en honor del Señor, según una antiquísima tradición (Ex. 12, 42), de manera que los fieles, siguiendo la exhortación del Evangelio (Lc. 12, 35 ss), tengan encendidas las lámparas como los que aguardan a su Señor cuando vuelva, para que, al llegar, los encuentre en vela y los haga sentar a su mesa. 

En la solemne Vigilia Pascual, toda la Iglesia se alegra y canta con el triunfo de Jesús. En él, Dios Padre nos ha mostrado su voluntad de que la muerte no tiene la última palabra. Por eso, ésta es la noche para regocijarnos en el amor de Dios, amor que siempre quiere la vida, la libertad y la alegría. Muchos gestos acompañan el festejo de esta noche: el fuego de la luz nueva, el agua de la vida nueva, la Palabra, la eucaristía, el pregón pascual; en fin, todo aquello con lo cual queremos alabar a Dios y renovar nuestra vida de hijos e hijas de Dios.

La Vigilia Pascual se desarrolla en este orden:

1- Lucernario:
El fuego nuevo es asperjado en silencio, después, se toma parte del carbón bendecido y colocado en el incensario, se pone incienso y se inciensa el fuego tres veces. Mediante este rito sencillo reconoce la Iglesia la dignidad de la creación que el Señor rescata.



Pero la cera, a su vez, resulta ahora una criatura renovada. Se devolverá al cirio el sagrado papel de significar ante los ojos del mundo la gloria de Cristo resucitado. Por eso se graba en primer lugar la cruz en el cirio. La cruz de Cristo devuelve a cada cosa su sentido. Por ello el Canon Romano dice: "Por él (Cristo) sigues creando todos los bienes, los santificas, los llenas de vida, los bendices y los repartes entre nosotros". 

Al grabar en la cruz las letras griegas Alfa y Omega y las cifras del año en curso, el celebrante dice: "Cristo ayer y hoy, Principio y Fin, Alfa y Omega. Suyo es el tiempo. Y la eternidad. A él la gloria y el poder. Por los siglos de los siglos. Amén".

Así expresa con gestos y palabras toda la doctrina del imperio de Cristo sobre el cosmos, expuesta en San Pablo. Nada escapa de la redención del Señor, y todo, hombres, cosas y tiempo están bajo su potestad.

Se lo adorna con granos de incienso, según una tradición muy antigua, que han pasado a significar simbólicamente las cinco llagas de Cristo: "Por tus llagas santas y gloriosas nos proteja y nos guarde Jesucristo nuestro Señor".

Termina el celebrante encendiendo el fuego nuevo, diciendo: "La luz de Cristo, que resucita glorioso, disipe las tinieblas del corazón y del espíritu".

Tras el cirio encendido que representa a Cristo, columna de fuego y de luz que nos guía a través de las tinieblas y nos indica el camino a la tierra prometida, avanza el cortejo de los ministros. Se escucha cantar tres veces: "Luz de Cristo" mientras se encienden en el cirio recién bendecido todas las velas de la comunidad cristiana.

Hay que vivir estas cosas con alma de niño, sencilla pero vibrante, para estar en condiciones de entrar en la mentalidad de la Iglesia en este momento de júbilo. El mundo conoce demasiado bien las tinieblas que envuelven a su tierra en infortunio y congoja. Pero en esa hora, puede decirse que su desdicha ha atraído la misericordia y que el Señor quiere invadirlo todo con oleadas de su luz. 

2- Pregón pascual o "exultet"

Este himno de alabanza, en primer lugar, anuncia a todos la alegría de la Pascua, alegría del cielo, de la tierra, de la Iglesia, de la asamblea de los cristianos. Esta alegría procede de la victoria de Cristo sobre las tinieblas.

Luego, entona la gran Acción de Gracias. Su tema es la historia de la salvación resumida por el poema. Una tercera parte consiste en una oración por la paz, por la Iglesia en sus jefes y en sus fieles, por los que gobiernan los pueblos, para que todos lleguen a la patria del cielo.

3- Liturgia de la Palabra

En ella la Iglesia confiada en la Palabra y la promesa del Señor, media las maravillas que desde los comienzos realizó Dios con su pueblo. Las distintas lecturas del Antiguo Testamento nos llevan a contemplar la obra del Padre a través de la historia. Él estuvo siempre presente con su voluntad de salvar a la humanidad. Salvar del pecado, de la opresión, de la desesperanza. Él dio siempre su Palabra para que su pueblo viva, y fue generoso al regalarnos su gracia. La resurrección de su Hijo Jesús y el don del Espíritu son su regalo más grande

Entre las lecturas del Antiguo y Nuevo Testamento se canta el gloria y se tocan las campanas, también se ilumina de manera más plena la iglesia ya que durante las lecturas del Antiguo Testamento estaba iluminada más discretamente

4- Liturgia Bautismal


La noche de Pascua es el momento en el que tiene más sentido celebrar los sacramentos de la iniciación cristiana. La bendición del agua más que bendecir el agua se trata de bendecir a Dios por todo lo que en la Historia de la Salvación ha hecho por medio del agua (desde la creación y el paso del Mar Rojo hasta el bautismo de Jesús en el Jordán), pidiéndole que hoy también a través del sígno del agua actúe el Espíritu de vida sobre los bautizados. 

Si no se celebran bautizos se relaiza la bendición del agua y la renovación de las promesas bautismales. Se trata de que todos participen conscientemente tanto en la renuncia como en la profesión de fe; el signo de aspersión, con un canto bautismal, como un recuerdo plástico del propio Bautismo. Este signo se puede repetir todos los domingos de la Cincuentena Pascual, al comienzo de la Eucaristía.

la Oración universal o de los fieles, que es el ejercicio, por parte de la comunidad, de su sacerdocio bautismal intercediendo ante Dios por toda la Humanidad. 

5- Liturgia de la Eucaristía

Al acercarse ya el día de la Resurrección, la Iglesia es invitada a participar en el banquete eucarístico, que por su Muerte y Resurrección, el Señor preparó para su pueblo. La celebración eucarística es la culminación de la Noche Pascual. Es la Eucaristía central de todo el año, más importante que la de Navidad o la del Jueves Santo. Cristo, el Señor Resucitado, nos hace participar de su Cuerpo y de su Sangre, como memorial de su Pascua.